Muchas veces estamos “divorciados” de nosotros mismos, sí como si eso fuera posible. Es como esos matrimonios que se “separan” pero viven en la misma casa, así mismo. Llenamos cada espacio de ruido, estamos solos en la casa y tenemos la radio o la tele encendida, vamos en el carro con el reproductor del carro encendido, procuramos estar siempre con alguien más, andamos con el teléfono en la mano para escribirnos con alguien, quien quiera que sea, por whatsapp, Facebook, twitter, instagram y/o cualquier otra red social. Hacemos todo lo posible para evitar escucharnos a nosotros mismos. Hacer una caminata agradable en compañía solo de nosotros es casi inconcebible, extraño, impensable, salimos a correr y encendemos el ipod con la selección de canciones motivadoras, cómo si estar con nosotros mismos fuese estar en la peor compañía o por lo menos no en una de las mejores y necesitáramos motivarnos con las canciones de otros. Qué tal si te dijeras a ti mismo, mirándote al espe...
Hablamos, hablamos y hablamos, muchas veces son decir nada importante y sin saber comunicarnos correctamente. Pero, Cuantas veces nos detenemos a ESCUCHAR? Y se trata de escuchar con atención, de silenciar no solo nuestras palabras, sino también los pensamientos, escuchar al otro viéndolo a la cara (nada de estar viendo la pantalla del televisor, el monitor de la computadora o el celular; tampoco se trata de cocinar, arreglar el carro o hacer otra cosa mientras tanto). Escuchar es todo un arte que se aprende, siempre y cuando estemos dispuestos a hacerlo. Para escuchar correctamente tenemos que: & Mirar a la otra persona & Bajarle volumen a los pensamientos & Respirar calmadamente & Gestionar nuestras emociones & Dejar de hacer lo que estabamos haciendo & Saber que podemos escuchar lo que nos dicen sus palabras, sus gestos y sus emociones & No querer darle respuesta inmediata a todo lo que nos digan & Entre otras cosas pr...