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¿Castigar o No?


A consulta llegan muchas madres y padres preocupados por si saber dónde están cometiendo el fallo en la crianza de sus hijos ya que hay cosas que no pueden corregir, uno de los planteamientos que hacen es el siguiente:


Trato de educar a mis hijos con cariño y razonamientos, sin utilizar en ningún momento castigos. A veces se hace difícil. Temo que pueda estar creando niños indisciplinados.


Siempre que sea posible, hay que evitar el castigo; es una de las técnicas menos efectivas, ya que el niño suele asociar el castigo con la ira del adulto y no con la falta que ha cometido, por lo tanto, en presencia del padre que ejerce el castigo no realizan la conducta inadecuada, pero al no estar presente hacen las cosas incorrectamente, por ejemplo en la escuela. El castigo no enseña al niño a practicar una conducta positiva y hace desaparecer la conducta indeseable sólo momentáneamente. Proporciona mejores resultados recompensar al niño por conductas alternativas capaces de sustituir la conducta problemática, es decir, si su hijo es desordenado y no logra que recoja los juguetes pero consigue que coloque la ropa sucia en la cesta entonces recompense ampliamente esa conducta a través de palabras de elogios, sin mencionar el hecho de que no recoge los juguetes, si otro día además de colocar la ropa en su lugar tiende su cama, también recompénselo y puede hacer mención de lo bueno que sería que recogiera sus juguetes en un tiempo libre, sin reproches.


Otro medio eficaz para disciplinar al niño consiste en hacerle sentir los resultados de sus faltas; por ejemplo: si se dedica a botar la comida al piso, le obligamos a limpiar lo que ha ensuciado, en lugar de recurrir a castigarle o regañarle.

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