DISLEXIA

La dislexia es un trastorno que afecta al 20% de la población aproximadamente, e incluso en muchos casos puede ser la causa de la deserción escolar en todos los niveles educativos y socio-económicos, sin que nadie se de cuenta de ello, por eso es importante que todos, padres, maestros, especialistas de las diferentes áreas que atienden niños (pediatras, orientadores, psicólogos) conozcamos qué es la Dislexia para poder estar en la capacidad de detectarlo en nuestros hijos o en los niños con los que trabajamos y compartimos.
Comencemos por la definición La Dislexia es un trastorno de la lectura que imposibilita su realización correcta. Pertenece al grupo de los Trastornos del Aprendizaje donde encontramos las Dis : Dislexia, disgrafía, discalculia, disortografía – estas últimas las abordaremos en futuras entregas –. En términos más técnicos, en psicología y psiquiatría se define la dislexia como una discrepancia entre el potencial de aprendizaje y el nivel de rendimiento de un sujeto, sin que existan problemas sensoriales, físicos, motores o deficiencias educativas (según el DSM-IV).
DETECTANDO LA DISLEXIA
En el Aula:
- Se puede detectar inicialmente por el retraso en el aprendizaje de lecto-escritura, las peculiaridades que se dan cuando consigue iniciar el aprendizaje, la lentitud, la tendencia al deletreo, la escasa comprensión lectora debida a la falta de ritmo. A medida que los cursos avanzan, los problemas se agudizan, ya que el estudio y el trabajo escolar en general se basa en las habilidades que el niño no tiene y se retrasa progresivamente.
- Ocurre con gran frecuencia que al niño se le tacha de vago distraído y se atribuye a estas características su mal funcionamiento escolar, presionándole para que trabaje, atienda.
- He de insistir en la importancia de la detección precoz de estos problemas, antes de que generar los problemas de personalidad a que hemos aludido. En vez de ignorar las dificultades, atribuirlas a la desidia, distraibilidad o inmadurez, recomiendo la derivación al psicopedagogo con el fin de descartar problemas de deficiencia intelectual. No pierdan de vista la posibilidad de una dislexia en aquellos niños y adolescentes clasificados de inmaduros.
¿Cómo podemos darnos cuenta de que está presente la Dislexia?
NIÑOS EN EDAD PRE-ESCOLAR
1) Antecedentes de dislexia en padres y hermanos. 2) Retraso en aprender a hablar con claridad. 3) Falta de habilidad para recordar el nombre de serie de cosas (por ej. colores). 4) Se confunden con las palabras que tienen que ver con la orientación espacial. 5) Dificultad para aprender las rimas típicas del preescolar, las canciones. 6) Dificultades con las secuencias.
NIÑOS HASTA 9 AÑOS
NIÑOS HASTA 9 AÑOS
1) Particular dificultad para aprender a leer y escribir. 2) Tendencia a escribir los números en espejo. 3) Dificultad para distinguir la izquierda de la derecha. 4) Dificultad para aprender la tabla de multiplicar, el alfabeto, las secuencias (días de la semana, meses del año) 5) Falta de atención y concentración. 6) Frustración, posible inicio de problemas de conductas
NIÑOS DE 9 A 12 AÑOS
1) Continuos errores en lectura, lagunas en la comprensión lectora. 2) Omisiones de letras o alteraciones en el orden de las mismas. 3) Desorganización en casa y en la escuela. 4) Dificultad para copiar de la pizarra. 5) Dificultad para seguir instrucciones orales. 6) Falta de autoconfianza 7) Problemas conductuales: impulsividad, inmadurez, corto margen de atención.
NIÑOS DE 12 AÑOS EN ADELANTE

1) Tendencia a la escritura descuidada, desordenada, en ocasiones incomprensible. 2) Inconsistencias gramaticales y errores ortográficos. 3) Dificultad para planificar y redactar relatos y composiciones escritas en general 4) Tendencia a confundir las instrucciones verbales 5) Gran dificultad para prender idiomas extranjeros 6) Baja autoestima 7) Dificultad para seguir instrucciones 8) Baja comprensión lectora 9) Aversión a la lectura y a la escritura
HAY QUE DESCARTAR
Defectos de la visión
Defectos de la audición
Un C.I. por debajo de lo normal
La existencia de una perturbación emocional primaria
Que haya problemas de salud grave que mediaticen el aprendizaje
Que existan lesiones cerebrales que puedan afectar el área del lenguaje.
Que pueda darse el diagnóstico de algún retraso grave del desarrollo.
Defectos de la audición
Un C.I. por debajo de lo normal
La existencia de una perturbación emocional primaria
Que haya problemas de salud grave que mediaticen el aprendizaje
Que existan lesiones cerebrales que puedan afectar el área del lenguaje.
Que pueda darse el diagnóstico de algún retraso grave del desarrollo.
TRATAMIENTO
En la situación del aula se pueden dar las siguientes sugerencias específicas:
1. Haga saber al niño que se interesa por él y que desea ayudarle. Él se siente inseguro y preocupado por las reacciones del profesor.
2. Establezca criterios para su trabajo en términos concretos que él pueda entender, sabiendo que realizar un trabajo sin errores puede quedar fuera de sus posibilidades. Evalúe sus progresos en comparación con él mismo, con su nivel inicial, y no con el nivel de los demás en sus áreas deficitarias.
3. Dele atención individualizada siempre que sea posible. Hágale saber que puede preguntar sobre lo que no comprenda.
4. Asegúrese de que entiende las tareas, pues a menudo no las comprenderá. Divida las lecciones en partes.
5. La información nueva, debe repetírsela más de una vez, debido a que su problema de distracción, memoria a corto plazo.
6. Puede requerir más práctica que un estudiante regular para dominar una nueva técnica.
7. Necesitará ayuda para relacionar los conceptos nuevos con la experiencia previa.
8. Dele tiempo: para organizar sus pensamientos, para terminar su trabajo. Si no hay apremios de tiempo estará menos nervioso y en mejores condiciones para mostrarle sus conocimientos.
9. Alguien puede ayudarle leyéndole el material de estudio y en especial los exámenes. Muchos disléxicos compensan los primeros años por el esfuerzo de unos padres pacientes y comprensivos en leerles y repasarles las lecciones oralmente.
10. Evitar la corrección sistemática de todos los errores de escritura.
11. Si es posible hacerle exámenes orales, evitando las dificultades que le suponen su mala escritura, lectura y capacidad organizativa.
12. Tener en cuenta que le llevará más tiempo hacer las tareas para casa que a los demás alumnos de la clase. Se cansa más que los demás. Procurarle un trabajo más ligero y más breve. No aumentar su frustración y rechazo.
13. Es fundamental hacer observaciones positivas sobre su trabajo, sin dejar de señalarle aquello en lo que necesita mejorar y está más a su alcance. Hay que elogiarlos y alentarlos siempre que sea posible.
14. Es fundamental ser consciente de la necesidad que tiene de que se desarrolle su Autoestima. Hay que darles oportunidades de que hagan aportaciones a la clase. Evite compararle con otros alumnos en términos negativos (así es como a veces se consigue que se conviertan en caracteriales). No hacer jamás chistes sobre sus dificultades. No hacerle leer en voz alta en público contra su voluntad. Es una buena medida el encontrar algo en que el niño sea especialmente bueno y desarrollar su autoestima mediante el estímulo y el éxito.
15. Hay que considerar la posibilidad, como se ha dicho antes, de evaluarle con respecto a sus propios esfuerzos y logros, en vez de avaluarle respecto de los otros alumnos de la clase.
EL SENTIMIENTO DE OBTENER ÉXITO LLEVA AL ÉXITO
EL PAPEL DE LOS PADRES EN EL
TRATAMIENTO DE LA DISLEXIA

En nuestro sistema educativo se da por supuesto que la responsabilidad de la enseñanza recae sobre el profesor más que sobre los padres.
En el caso de los niños disléxicos, suele recaer sobre el especialista (psicólogos, pedagogo, maestra especialista).
Este énfasis en la labor del profesor no es adecuado por cuanto los padres pueden ser y de hecho son en ocasiones por propia iniciativa, una fuente de ayuda importante para sus hijos.
El papel más importante que tienen que cumplir los padres de niños disléxicos quizás sea el de apoyo emocional y social. El niño debe saber que sus padres comprenden la naturaleza de sus problemas de aprendizaje.
El mensaje importante que hay que comunicar es que todos los implicados saben que el niño no es tonto y que quizá ha tenido que esforzarse mucho más en su trabajo para alcanzar su nivel actual de lectura y escritura.
Hay que evitar que la ansiedad de los padres aumente los
problemas del niño, aumentando su ansiedad y preocupación
generando dificultades emocionales secundarias. También es
importante comunicarle que se le seguirá queriendo,
aunque no pueda ir especialmente bien en el colegio.
Los padres y todos los que se relacionan con el muchacho deben dejar muy claro que puede tener éxito, ya que si “sabe” que no puede tener éxito todo lo que haga lo llevará a fracasar porque es exactamente lo que estaríamos propiciando.
Es totalmente inadecuado e inútil comparar en sentido desfavorable al niño disléxico son un niño sin problemas. Esto sucede especialmente si el niño que va bien en el colegio es más pequeño que el que tiene el problema. Conviene recordar que ambos son distintos y que el disléxico tiene sus cualidades. Las rivalidades fomentadas entre hermanos pueden acabar mal…
Es importante desarrollar la autoestima a todos los niveles. Es fundamental evaluarlo con su propio nivel, esfuerzo y rendimiento. La dificultad es no pasar a la sobreprotección, al “todo vale”, pero la guía es tener clara la escala de valores en la que se desenvuelve el niño, la situación de partida, el esfuerzo realizado.
Otra cosa a tener en cuenta son las dificultades prácticas asociadas con la dislexia: Confusiones con las horas del día, Equivocaciones respecto del lugar donde se colocan las cosas, Tendencia al desorden, Distraibilidad, Torpeza en ocasiones, Dificultad en el cumplimiento de las instrucciones (sino se le dan muy claras y concretas y se aseguran de que las hayan comprendido). Todo esto exige una buena dosis de paciencia, pero es tan importante como comprender las dificultades mismas del aprendizaje del lenguaje escrito.
Los padres pueden tener en ocasiones un papel directo de enseñantes. Esto depende en buena medida del tipo de relación que haya entre padres e hijos. A veces es completamente imposible y hasta desaconsejable que los padres ayuden a sus hijos. La situación se torna en ocasiones tan cargada de ansiedad que los padres o el niño pierden la calma, se enfadan y las condiciones de un aprendizaje con éxito y de esfuerzo positivo sistémico, se vuelven inalcanzables.
TRATAMIENTO DE LA DISLEXIA

En nuestro sistema educativo se da por supuesto que la responsabilidad de la enseñanza recae sobre el profesor más que sobre los padres.
En el caso de los niños disléxicos, suele recaer sobre el especialista (psicólogos, pedagogo, maestra especialista).
Este énfasis en la labor del profesor no es adecuado por cuanto los padres pueden ser y de hecho son en ocasiones por propia iniciativa, una fuente de ayuda importante para sus hijos.
El papel más importante que tienen que cumplir los padres de niños disléxicos quizás sea el de apoyo emocional y social. El niño debe saber que sus padres comprenden la naturaleza de sus problemas de aprendizaje.
El mensaje importante que hay que comunicar es que todos los implicados saben que el niño no es tonto y que quizá ha tenido que esforzarse mucho más en su trabajo para alcanzar su nivel actual de lectura y escritura.
Hay que evitar que la ansiedad de los padres aumente los
problemas del niño, aumentando su ansiedad y preocupación
generando dificultades emocionales secundarias. También es
importante comunicarle que se le seguirá queriendo,
aunque no pueda ir especialmente bien en el colegio.
Los padres y todos los que se relacionan con el muchacho deben dejar muy claro que puede tener éxito, ya que si “sabe” que no puede tener éxito todo lo que haga lo llevará a fracasar porque es exactamente lo que estaríamos propiciando.
Es totalmente inadecuado e inútil comparar en sentido desfavorable al niño disléxico son un niño sin problemas. Esto sucede especialmente si el niño que va bien en el colegio es más pequeño que el que tiene el problema. Conviene recordar que ambos son distintos y que el disléxico tiene sus cualidades. Las rivalidades fomentadas entre hermanos pueden acabar mal…
Es importante desarrollar la autoestima a todos los niveles. Es fundamental evaluarlo con su propio nivel, esfuerzo y rendimiento. La dificultad es no pasar a la sobreprotección, al “todo vale”, pero la guía es tener clara la escala de valores en la que se desenvuelve el niño, la situación de partida, el esfuerzo realizado.
Otra cosa a tener en cuenta son las dificultades prácticas asociadas con la dislexia: Confusiones con las horas del día, Equivocaciones respecto del lugar donde se colocan las cosas, Tendencia al desorden, Distraibilidad, Torpeza en ocasiones, Dificultad en el cumplimiento de las instrucciones (sino se le dan muy claras y concretas y se aseguran de que las hayan comprendido). Todo esto exige una buena dosis de paciencia, pero es tan importante como comprender las dificultades mismas del aprendizaje del lenguaje escrito.
Los padres pueden tener en ocasiones un papel directo de enseñantes. Esto depende en buena medida del tipo de relación que haya entre padres e hijos. A veces es completamente imposible y hasta desaconsejable que los padres ayuden a sus hijos. La situación se torna en ocasiones tan cargada de ansiedad que los padres o el niño pierden la calma, se enfadan y las condiciones de un aprendizaje con éxito y de esfuerzo positivo sistémico, se vuelven inalcanzables.
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