El hombre santo reunió a sus amigos:
- Estoy viejo – les dijo.
- Y sabio – respondió uno de los amigos –. Durante todo este tiempo siempre te vimos rezando ¿De qué hablas con Dios?
- Al principio, yo tenía el entusiasmo de la juventud. Le pedía a Dios que me diera fuerzas para cambiar la humanidad. Poco a poco, empecé a darme cuenta de que esto era imposible, y entonces empecé a pedirle que me diese fuerzas para cambiar a los que estaban a mí alrededor. Ahora que ya soy viejo, mi oración es mucho más sencilla. Le pido lo que debería haberle pedido desde el principio:
- Estoy viejo – les dijo.
- Y sabio – respondió uno de los amigos –. Durante todo este tiempo siempre te vimos rezando ¿De qué hablas con Dios?
- Al principio, yo tenía el entusiasmo de la juventud. Le pedía a Dios que me diera fuerzas para cambiar la humanidad. Poco a poco, empecé a darme cuenta de que esto era imposible, y entonces empecé a pedirle que me diese fuerzas para cambiar a los que estaban a mí alrededor. Ahora que ya soy viejo, mi oración es mucho más sencilla. Le pido lo que debería haberle pedido desde el principio:
Ser capaz de cambiarme a mí mismo.
Ese es el camino que debemos seguir, sin embargo, nuestra primera opción es: La culpa de otro, Otro es el que tiene que actuar diferente, Fulano es el que se equivocó, Eso no es conmigo..... Mi hijo es un vago y yo no puedo hace nada...., Mi marido es flojo no me ayuda en nada en la casa..... (así olvidamos cuando estábamos recién casados y nosotras hacíamos todo para que él se sintiera a gusto), Mi jefe es un tirano… la tiene agarrada conmigo…. (claro, lo que no vemos es que siempre llego tarde al trabajo, no entrego los informes a tiempo o estoy desmotivado).
Siempre estamos buscando donde poner la responsabilidad de nuestros actos, de nuestros desamores, de nuestros errores, fracasos, frustraciones….. Y, así no entendemos todavía por qué nos va mal en la vida.
La solución está en “revisarme”, en reconocer la persona que soy con lo bueno, lo malo, los triunfos y fracasos, una vez que me conozca bien entonces podré decidir qué debo cambiar en mí para que las personas que están a mi alrededor noten el cambio y en esa influencia ellos mismos cambiarán.
Que no se puede hacer! Si antes siempre estaban amargados, empiecen a sonreír y a tratar con más respeto y cariño a los que lo rodean, al principio los verán extrañados y hasta con miedo, pero al poco tiempo sabrán que su cambio es sincero y duradero en el tiempo y le creerán, conocerán más personas y tendrán más amigos…. Empecemos por nosotros, ubiquemos el locus de control (lugar de control) en nosotros mismos, o sea, “Agarren al toro por los cuernos” y verán cómo su vida irá en mejora…..
Siempre estamos buscando donde poner la responsabilidad de nuestros actos, de nuestros desamores, de nuestros errores, fracasos, frustraciones….. Y, así no entendemos todavía por qué nos va mal en la vida.
La solución está en “revisarme”, en reconocer la persona que soy con lo bueno, lo malo, los triunfos y fracasos, una vez que me conozca bien entonces podré decidir qué debo cambiar en mí para que las personas que están a mi alrededor noten el cambio y en esa influencia ellos mismos cambiarán.
Que no se puede hacer! Si antes siempre estaban amargados, empiecen a sonreír y a tratar con más respeto y cariño a los que lo rodean, al principio los verán extrañados y hasta con miedo, pero al poco tiempo sabrán que su cambio es sincero y duradero en el tiempo y le creerán, conocerán más personas y tendrán más amigos…. Empecemos por nosotros, ubiquemos el locus de control (lugar de control) en nosotros mismos, o sea, “Agarren al toro por los cuernos” y verán cómo su vida irá en mejora…..
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